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Fundación Bancaja presenta la exposición retrospectiva Joan Genovés

La retrospectiva recorre seis décadas de la producción artística de Genovés desde los años 60 hasta su fallecimiento en 2020.

La Fundación Bancaja ha presentado esta mañana la exposición Joan Genovés, una de las retrospectivas más completa e importante que se ha realizado hasta la fecha del artista valenciano con una revisión de su obra a lo largo de seis décadas desde los años 60 hasta su fallecimiento en mayo de 2020. La presentación ha contado con la participación del presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón; la comisaria de la exposición, María Toral, y el hijo del pintor, Pablo Genovés.

La muestra realiza un recorrido cronológico que revela la evolución en la producción artística de Genovés, marcada por el protagonismo de la figura humana, que ha reflejado en sus obras de distinta manera y mediante la que ha tratado temas como la vida y la muerte, la guerra, las relaciones o los comportamientos sociales.

Integrada por más de 70 obras, la exposición profundiza en un artista que siempre estuvo comprometido con su tiempo e implicado en la realidad política y social del momento de la que dejó un valioso testimonio. La muestra cuenta con algunas de sus obras más icónicas como El abrazo (1976) de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y procedente del Congreso de los Diputados, así como cuadros inéditos que se presentan por primera vez al público, entre ellos el lienzo inacabado en el que estaba trabajando antes de su muerte.

El conjunto de obras presentadas procede de más de 25 instituciones públicas y privadas como Fundación Juan March, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Colección Naturgy Group, CaixaBank, Fundación Ibercaja, Universitat de València. Colecció Martínez Guerricabeitia, Museo de Bellas Artes de València (Colección Real Academia de Bellas Artes de San Carlos), Museo de Bellas Artes de Cáceres, Museo de Ciudad Real-Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano de Valladolid, Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilerá Cerni de Vilafamés, Colección Kells, Galería Fernando Pradilla, Colección Eduard Genovés, Colección Adolfo Autric Amarillo de Sancho, Colección Julián Castilla-Depósito Museo de Arte Contemporáneo de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), así como de colecciones particulares, de la colección de la Fundación Bancaja y de la colección de la familia del artista.

Junto con las obras, se exponen fotografías de Genovés en su taller y se proyecta el audiovisual Genovés. 100×100. Encendido, realizado por Ana Morente y coproducido por TVE.

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con reproducción de las piezas expuestas y textos de María Toral, Francisco Calvo Serraller, Antonio Muñoz Molina y Fernando Sánchez Castillo.

Dentro de su programa de mediación cultural y artística, la Fundación Bancaja realizará talleres didácticos vinculados con la muestra y dirigidos a escolares, personas con diversidad funcional y personas en riesgo de exclusión social. Asimismo, se ofrecerán visitas comentadas de la mano de un experto que profundizará tanto en la biografía y trayectoria de Genovés, así como en las obras expuestas.

La exposición Joan Genovés puede visitarse en la sede de la Fundación Bancaja en València (Plaza Tetuán, 23) del 2 de diciembre de 2022 al 16 de abril de 2023.

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Joan Genovés, que pintó desde muy joven y hasta su muerte, fue un intelectual que siempre estuvo alerta de todo lo que acontecía en la sociedad y en la cultura, y fue capaz de tomar partido en su vida y en su arte. Siempre consciente del poder del arte como herramienta de transformación social, su visión está marcada por la vivencia de la guerra y la posguerra durante su niñez, escenas que marcaron su infancia y que forjaron el carácter resistente y solidario que tanto le caracterizó.

La trayectoria de Genovés es una evolución constante y su narrativa está llena de paradojas, donde el pasado y el presente se enfrentan para anunciar el futuro. Con un lenguaje atemporal y universal, sus obras hacen reflexionar al espectador porque él consideraba indispensable que el artista ocupase un lugar en la sociedad que le convirtiera en un testigo fiel de la realidad, incluso en un referente político y moral.

Genovés siempre fue un intelectual atento a todo lo que acontecía y en una época en la que los artistas se unían para expresar y defender sus convicciones ideológicas, formó el grupo Los Siete (1949-1954) con sus amigos de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Más tarde, entre 1956 y 1959 trabajó en el grupo Parpalló junto a los pintores Mignoni, Jardiel y Gastón Orellana, una experiencia que dio paso al grupo Hondo (1960-1963).

Años 60

La identidad de sus personajes fue sufriendo diversas metamorfosis como refleja la exposición que se inicia con pinturas de los años 60, que giran en torno a la guerra y la dictadura, y que llevan a calificar a Genovés como un artista político. Crea un diálogo con hechos de su presente y entremezcla todo con imágenes de periódicos y revistas que le sirven para crear la imagen que desea proyectar. El resultado es una poderosa plástica donde destacan los colores oscuros, que a finales de la década se transforman en tonos vivos, clara influencia del arte pop.

En esta década, sus composiciones están estructuradas en distintas partes que dividen el lienzo para plasmar la complejidad de su narración y en algunas pinturas crea efectos ópticos muy recurrentes que emulan la visión desde un avión o la de un teleobjetivo. Sus imágenes son muy visuales e iconográficas, llenas de símbolos y morfologías reiteradas.

También en esta década, en 1966, participa en la Bienal de Venecia en la que obtiene la Mención de Honor del Jurado y se inicia el comienzo de su extensa carrera internacional al firmar con la Galería Marlborough. Al mismo tiempo que expone en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos y de sus contactos con artistas internacionales como Mark Rothko o Francis Bacon, su experiencia vital en España es de temor y represión.

Años 70

En la década de los años setenta, Genovés continúa investigando nuevas formas de expresión hasta alcanzar un estilo depurado y de gran potencia visual como refleja una de sus obras más célebres e icónicas El Abrazo (1976). Son pinturas de fondo blanco donde desaparecen los decorados para resaltar aún más las figuras protagonistas. Los personajes son mucho más definidos que en la década anterior, cambiando su estrategia expresiva.

El Abrazo se erigió en los años setenta como el símbolo de la amnistía, la democracia y la transición, convirtiéndose en un icono de la memoria colectiva española. La pieza refleja un lenguaje muy visual y cotidiano, cuya fuente de inspiración fueron unos niños en el patio del colegio junto a su domicilio en Aravaca, a las afueras de Madrid, donde también tenía su estudio. Genovés pintó esta obra en 1976, cuando Franco había muerto tras cuarenta años en el poder y la situación política era extremadamente compleja, con el país debatiéndose entre lograr la democracia o perpetuar el régimen dictatorial. La fuerza del cuadro era tal que la Junta Democrática lo convirtió en el cartel para pedir la amnistía de los presos políticos, lo que conllevó la detención de Genovés, que permaneció ocho días incomunicado en la Dirección General de Seguridad.

Antes de encontrar este recurso creativo, al inicio de la década realizó la serie de ideogramas en los que sustituye los títulos literarios por signos gráficos. La experiencia no fue comprendida y finalmente opta por identificar los cuadros con números, aunque en la parte trasera mantiene el ideograma y el año de creación. La paleta cromática que utiliza es radicalmente opuesta a otras obras de la misma época como Presos políticos, El sospechoso y Los que golpean, inspiradas en el cine negro.

Años 80

Al tratarse de un artista comprometido con la realidad de su tiempo, tras la llegada de la democracia sufre una crisis creativa. Durante veinte años su temática principal había sido la resistencia al régimen opresor y ahora la realidad era otra. En esta década busca una nueva fuente de inspiración en la que sigue teniendo como protagonista al ser humano, pero ubicándose dentro de paisajes urbanos frecuentemente solitarios. Es precisamente el golpe de estado fallido en 1981 lo que le lleva a crear esos escenarios de las ciudades.

“En los primeros ochenta, en medio de aquel juvenilismo de movidas y transvanguardias, que se iba a quedar tan rápidamente obsoleto, él emprendió un ciclo de pinturas de ciudades vacías en las que había una pesadumbre como de perspectivas soñadas de De Chirico y de nuevo una seca voluntad testimonial: la ciudad sin nadie era de nuevo el paisaje del miedo…”, afirma Antonio Muñoz Molina.

Años 90

En los años noventa vuelve a los hombres y mujeres anónimos de los sesenta, donde los puntos o las siluetas sin identificar son los protagonistas, cuya finalidad es ser consumidos visualmente en su serie Secuencias.

Genovés sigue interrogándose sobre la naturaleza humana en pinturas en las que los cuerpos se sienten atraídos por distintos ejes en composiciones complejas. Trabaja en escenarios indefinidos, pareciendo que las multitudes estén realizando perfomances totalmente ajenas al público que las mira.

La tela o la tabla se convierten en el decorado perfecto que va cambiando según su antojo: a veces sobre fondos blancos o de colores, grandes o pequeños formatos, sobre distintas formas geométricas y texturas diversas que dejan ver su virtuosismo técnico.

Años 2000

Ya en el siglo XXI, y siempre con la figura humana en el centro de su creación artística, las últimas obras del artista valenciano se caracterizan por su sencillez.

La exposición incluye la última obra de Genovés, en la que estaba trabajando antes de su muerte en mayo de 2020. En la pintura inacabada Sin firmar, la parte superior de la tela no tiene el volumen tridimensional que lograba en sus personajes, algo que sí aparece en la parte inferior. Por ese motivo, este cuadro posee un doble valor: el emocional y otro más técnico, que permite acercarse con otra percepción a su proceso de trabajo. De este modo sabemos que primero hacía las figuras y después, de abajo a arriba, les añadía los diferentes elementos característicos de sus creaciones de las últimas décadas: pequeños objetos o restos que se encontraba en sus paseos, muchos de ellos por la playa de Valencia. Se aprecia también una pequeña fotografía suya, una costumbre que había adquirido como guiño al espectador.

Biografía Joan Genovés (València, 1930- Madrid, 2020)

Formado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia (España), desde el inicio de su trayectoria profesional fue un pintor inquieto y preocupado tanto por la necesidad de renovar el arte español como por la función del arte y el artista en la sociedad.

Su firme convicción sobre el arte transformador y comprometido con el entorno, le llevó a formar parte de colectivos muy significativos en el panorama español de posguerra: Los Siete (1949), Parpalló (1956) y Hondo (1960). En este último grupo, que supuso nuevos planteamientos figurativos frente al informalismo, Genovés desarrolló una pintura de carácter expresionista y provocador.

En la década de los sesenta, tras una breve crisis pictórica y una relación profunda con los movimientos de oposición al régimen franquista, comenzó a plantear dos temas: el «individuo solo», resuelto inicialmente como un «collage» en relieve, y la «multitud», tratado con tintas planas y estructuras plásticas de aspecto cinematográfico. Esta última propuesta se concretará con el tiempo en un singular realismo político de fuerte denuncia social, confeccionado a partir de la manipulación de imágenes proporcionadas por los medios de comunicación de masas.

En los años ochenta inició un nuevo periodo en el que se interesó por el paisaje urbano, reduciéndolo a una gama cromática de grises, azules y ocres que constituyen lo que se ha dado en llamar «espacios de la soledad».

Durante los últimos años de su vida, su obra dio un giro hacia la investigación del movimiento estático en la pintura, y la multitud se convirtió en la referencia para hablar del problema de la pintura y el ritmo visual.

Fue galardonado con la mención de honor en la XXXIII Bienal de Venecia (1966), la medalla de oro en la VI Bienal Internacional de San Marino (1967), el Premio Marzotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Ministerio de Cultura (2005) y el Premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en la categoría de Artes Plásticas (2012).

Su obra puede verse en museos de distintos países como España, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Inglaterra, Japón, Francia o Suiza.

 

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