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La Plaza Redonda

La Plaza Redonda, 1902

Ficha técnica

Título
La Plaza Redonda
Año
1902
Autor
Navarro Llorens / José
Medidas
80 × 120 cm
Clase
Pintura
Material
Óleo sobre tela
Soporte
Tela
Serie
Arte de Entresiglos XIX-XX

La obra de José Navarro (1867-1923) brilla con luz propia en el panorama artístico valenciano de su época. El artista y crítico González Martí subrayaba en un artículo de 1903 la singularidad tan especial de un pintor al que apenas conocían sus conciudadanos: «Sin embargo, para aquellos que siguen paso a paso las manifestaciones todas del Arte, saben que José Navarro es un pintor completo, modesto hasta la exageración, de no salir apenas de su casa, que si vive en Valencia para producir, su reputación y fama comienza en Barcelona, cruza la frontera, llegando a París y Londres, y luego salvando los mares se enseñorea en las repúblicas suramericanas». Efectivamente, la pintura de Navarro era muy solicitada por los marchantes de arte, pues a su habilidad y oficio hay que añadir un brillo y sentido del color deslumbrantes. Navarro es un artista que experimenta un giro extraordinario en el cambio de siglo. En su primera época desarrolla una faceta de marinista plenamente inserta en la tradición posromántica que alargan los cultivadores de este género en València, pero a partir de 1900 su pintura no permanece ajena a la convulsión que desencadena la ascensión de Sorolla, quien por cierto manifestó en diversas ocasiones su admiración y respeto hacia él. Toda une serie de escenas de mar y de huerta bañadas por una luz cegadora e intenso cromatismo resaltan las imágenes de candorosos niños. También fue un artista que tocó los temas orientalistas siguiendo cierta influencia fortunyana, y que reflejó alguna que otra escena urbana.

La plaza Redonda (1902), de José Navarro, es un ejemplo excepcional en esta línea por sus dimensiones y cronología, y sin duda es una de las obras maestras de su autor, quien nos recrea el corazón de la ciudad sin mostrar monumentos emblemáticos en días de fiesta, sino la cotidianeidad de una plaza no muy antigua, producto de las transformaciones urbanas de mediados del XIX, que se presenta como un lugar apacible en un día soleado. Solo unos pocos, entre los que destacan Pinazo Camarlench o Fillol Granell, se habían adentrado hasta entonces en la descripción pictórica del centro urbano de València; pero en este caso el pintor se sitúa en un punto alto, desde uno de los balcones de la plaza, para ofrecer una vista en picado. Este lugar de observación sugiere que quien ve la plaza habita en una de las viviendas que la constituyen. Sirve para establecer la ilusión de una mirada cuando menos familiarizada con este espacio urbano, una mirada privilegiada desde su interior, de morador, o quizá de un pariente, de un amigo. Es una mirada legitimada, conocedora de la intimidad del lugar; en ningún caso el producto de la curiosidad pasajera de un visitante ocasional o de un flâneur. El cuadro está bañado por una luz intensa, propia de un día canicular, mientras a la sombra de los árboles se cobijan los vendedores de aves con sus jaulas de madera; los comercios están abiertos, exponiendo algunos de ellos sus productos; en la zona del sol tiendas y balcones están resguardados con persianas y toldos, y los pocos pobladores del lugar parecen moverse en dirección a la sombra para protegerse del sol. El luminismo valenciano reina en todo su esplendor y literalidad. Navarro emplea un interesante cambio en las pinceladas; destaca la libertad y delicadeza cromática de los árboles, realizados con mayor empaste. En las zonas de sombra, la pintura es mucho más tenue y deja ver en algunos puntos (interiores de las tiendas y arco) la trama de la tela. Es una obra que refleja bien el ritmo sosegado de la ciudad en ciertos momentos y horas, e incluso un acogedor destartalamiento. Navarro realizó otra preciosa versión de la plaza Redonda en la que reflejaba la misma hora y los mismos elementos, pero desde un punto de vista bajo.

Otras obras de la colección

Retrato de Enriqueta García de Moscardó
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Retrato de una dama
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¡Triste herencia!
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Horno del palmeral de Elche
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